Mi Experiencia: Doris

Mi mamá Doris nos visito junto a su esposo Walter. Desde Suiza emprendieron el viaje largo para pasar unas semanas con nosotros  en Cocachimba. Aquí ella comparte de sus experiencias que tuvieron durante su estadía en nuestra region.


"En las meses Junio y Julio visitamos a mi hija, quién está viviendo en Cocachimba con su esposo y su hijo, mi querido nieto. Pasábamos 3 semanas en este pueblito lindo. Porque Irene no tenía suficiente espacio para nosotros en su casa, hospedábamos en un cuarto simple - así nos sentíamos un poquito como pobladores. Y, como Irene ya nos avisó antes, vivimos al menos 5 apagónes y una vez también no teníamos agua corriente. Pero, estos sucesos no están grave cuando estamos pensando en las cosas buenas que se pueden disfrutar en Cocachimba y en las afueras.

Primero, para acostumbrarnos a la altura, mi esposo y yo fuimos de paseo a La Coca, el pueblito vecino. Descubrimos cafetos con granos de diversas estadías, también vimos granos alfombrados en el sol para secarlos. La vegetación nos gustaba mucho con diversas plantas verdes y florecientes, con árboles de palta, de eucalipto, de piña y otros. Al regreso teníamos una vista maravillosa a Cocachimba.

También tuvimos que acostumbrarnos a los ruidos de la noche: Oímos el ladrido de los (incontables) perros del pueblo y en la madrugada nos despertó el kikerikii de unos gallos o el relincho de un caballo.

Claro que quise ver las famosas cataratas de Gocta de cercanía! Temprano en la madrugada, el guía Wilson me recogió con su caballo Amable (que estaba mi animal de caballería) cerca de nuestra habitación. El camino era escarpado y pedregoso, con muchos pasos. Primero, cuando Amable bajaba firme en una curva, tuve que cerrar mis ojos con motivo de mi miedo de la altura. Dónde los caballos están esperando los turistas, bajé de Amable y Wilson (que es también ornitólogo) y yo fuimos a pie al bosque para observar aves. Qué suerte: Vimos y escuchamos, entre otros, 8 gallitos de las rocas, rojos aves de la nación del Perú. Después caminamos a la catarata que estaba muy impresionante y húmedo. Walter también hizo un tour a las cataratas, pero lo empezó desde San Pablo (pueblo enfrente de Cocachimba, al otro flanco del valle) con una mula, y a la primera caída. A él le gustó también muchísimo.

Gocta
Entre otros, se puede hacer una caminata a pie o a caballo, a Wayraticrana, una montaña de dónde se puede ver Cocachimba con las cataratas de lejos y también otros valles. Sobre este cerro hay otro tipo de paisaje que estaba para mi un poquito romántico.

Vista de Cocachimba desde Wayra Ticrana
De Cocachimba se puede ir en 50 minutos en coche a Chachapoyas, una ciudad con centro en estilo colonial muy bonito. Pernoctamos dos noches ahí en el hotel "La Casona" que también está construido en estilo antiguo y que tiene un servicio agradable. En su patio vimos colibrís como estaban visitando las estampitas!

Al día entremedio visitamos Kuélap. A esta fortaleza/centro religioso antiguo llegas con un bus y con el único teleférico de Perú! Postrero no estaba una sensación para nosotros Suizos. Todo había organizado muy perfecto (casi más que en Suiza!) pero creo que está para los peruanos un aventura de subir con estas cabinas a una altura de 3000 metros. El sitio de Kuélap vale la pena del viaje! Recomiendo de mirarlo con un guía o al menos de estudiar informaciones en el internet antes de la visita. Para colmo, tienes una impresión de la grandeza y amplitud de la región con muchas montañas. A propósito nuestro guía nos dijo en el bus que hace siempre lluvia cuando gente de Suiza está visitando Kuélap, pero el tiempo hizo tibio y agradable con solo unas pequeñas gotas de lluvia!

Kuelap
Pedro Ruiz está un pueblo más grande que Cocachimba y se encuentra media hora de viaje en coche. Ahí se puede comprar carne (en Cocachimba no es posible) y casi todo para el hogar y el necesario para la vida en un pueblo distante. Un día nos fuimos a Pedro Ruiz con mi yerno y mi nieto para ver el mercado dominical. Era un mercado típico (no turístico) con alimentos, telas, otras cosas y con animales como cuyes, conejos, aves de corral y 2 chanchos, casi como un pequeño jardín zoológico para mi nieto!

Cuyes en el mercado de Pedro Ruiz
La vida a Cocachimba (con cerca de 500 pobladores) es simple y, en la mayoría de los casos, tranquila. No hay calles embreadas - cuando el tiempo hace seco, hay mucho polvo y después de un aguacero todo está muy sucio. Vimos cada mañana como las mujeres limpiaron sus casas. Walter remarcó que hay todavía algunas cocinas a dónde se hace fuegos (con leña) para cocinar. La gente es complaciente, amable y tiene tiempo para hacer una cháchara. Naturalmente todos se conocen y cuando llegamos la primera vez al pueblo, solo tuvimos que preguntar a una persona y ella sabía dónde vive mi hija. Hay mujeres que saben muy bien tejer en manera de tiempos antes. Pedimos a la esposa de Wilson un mantel y una hamaca – los recibimos la mañana, antes que abandonamos el pueblo. Están bonitos recuerdos a nuestras vacaciones impresionantes e interesantes."


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